El concierto fué espléndido dentro de una Iglesia considerada como la más antigua de Cracovia. Los violinistas excelentes, sobre todo el hombre con un dominio innegable del violín, además de agradable y simpático. Fué emocionante hasta las lágrimas cuando de repente escuché un tango de Piazzola y otro de Carlos Gardel: para una argentina eso no tiene precio. En ese entorno medieval y a miles de kilómetros de casa la sensación fué sencillamente maravillosa.
Lo que empañó esta experiencia es que al final -el comercio siempre presente: lástima!!!- vendían el CD del conjunto a elevado precio en dólares 20. El argumento fué que dicho precio correspondía a 2 CD de tan buen conjunto de violines. Con la sensibilidad a flor de piel, aunque me pareció un alto precio accedí y los compré pero al llegar al hotel constaté que se trataban de 2 CD absolutamente iguales. En ningún momento se me ocurrió verificar que el que estaba dentro de la bolsita era repetido sí ví el que esgrimía en la mano el vendedor y lo colocaba dentro de la misma.
Haciendo abstracción de este mal momento la calificación que merece el espectáculo sería de 5 ESTRELLAS, pero para que no continúen engañando a turistas y llamar la atención he decidido colocarle sólo 1. No sé si el conjunto de músicos estará involucrado en esta maniobra, lo lamentaría si así fuese.